La excelencia del vino chileno ha ganado durante años reconocimiento y prestigio a nivel mundial con una amplia variedad de cepas que han deleitado a los amantes del vino en todo el mundo. Dentro de estas variedades existe una intrigante historia detrás de una cepa en particular; ¿has escuchado la historia del Carmenere, mal llamado “Merlot Chileno”? En este artículo, te contaremos los orígenes de esta cepa y los motivos detrás de su errónea denominación.
Hasta hace no mucho tiempo se comercializó desde Chile una variedad de vino conocida como “Merlot chileno”, considerada una variante única de la cepa de Merlot. Sin embargo, en la década de los 90, época de gran auge de la producción de vinos chilenos, se confirmó la falsedad de esta información tras descubrirse que esta supuesta variedad de merlot se trataba más bien de la cepa francesa llamada Carménère que se creía extinta a nivel global tras la plaga de filoxera que afectó al continente europeo durante la década de 1860.
Esta cepa, originaria de la región de Burdeos en Francia, se creyó extinta durante más de un siglo y no fue hasta los años ´90 del siglo pasado cuando esto se desmintió; pero ¿por qué fue aquí en Chile el único lugar dónde sobrevivió? Durante las oleadas migratorias del siglo XIX europeos cercanos a la industria del vino de la época trasladaron diferentes cepas para ver cómo se desarrollaban en tierras americanas entre las que, claramente, se encontraba el Carménère. La considerable distancia y protecciones naturales del territorio chileno hicieron posible la conservación de la cepa, pues la plaga de la filoxera no afectó a nuestro país.
Al confundirla durante siglos se le atribuyó erróneamente el nombre de “Merlot chileno”, descubriéndose gracias a muchos estudios de las cepas que se trataba de Carmenere. Hoy en día, los productores chilenos han abrazado la autenticidad y diversidad de sus vinos, diferenciando correctamente entre el Carmenere y el Merlot, y destacando las características únicas de cada una.
Al creerla una cepa extinta, el Carménère se ha ganado el reconocimiento de la “joya perdida” en Chile y el mundo, convirtiéndose en un emblema de la viticultura chilena de los últimos 30 años; este prestigio ha ayudado además al fortalecimiento de la reputación de Chile como productor de vinos de altísima calidad y ha impulsado una mayor investigación en beneficio de la excelencia del desarrollo vinícola del país.
En Alyan te invitamos a conocer la historia para llenarte de la pasión por el vino que nos caracteriza y te invitamos a recordar esta anécdota cada vez que pruebes un Carmenere elaborado en nuestro país, pues en cada copa se transmite la esencia del vino chileno.
¿Qué esperas para compartir esta historia con tus amigos amantes del vino mientras disfrutas de una copa?
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